jueves, 27 de marzo de 2008

sábado, 15 de marzo de 2008

Ella, que está al lado de esos malditos ángeles


La conocí hace años. Ella tan feliz y viva. !Como no quererla! En el primer instante que la vi me enamore de ella. Verla en esos frescos campos cantar y peinar su hermoso cabello. Engreída al límite yo la ame. Siempre la veía jugar en su mundo. Yo muchas veces entraba en él. Ese diferente de mi, me gustaba porque estabas tu y eras feliz. Sin embargo, es ahí donde te conocí. Ahí eras feliz. No acá. Acá llorabas en las noches. Acá sufrias por amor. Acá no sabías a donde ir. Yo te miraba con diferentes ojos pues te quería ayudar. Pensar y demostrar que aquí tambien puedes reir. Tu ibas y venías. Muchas veces me confundías y yo no sabía como reaccionar. Me traías cosas entre las manos que recogías en el bosque. Yo te decía que las botes. Tu no querías y corrías. En cierta medida escapabas. Habías encontrado un escondite el cual te gustaba. Yo ya no te veía por los campos. Yo ya no te sentía. Propio de mí, te vomite. Pasaron los días, ya no estabas y no me importaba. Donde andarías. Eso no lo sé. Sí, bueno quizás si me importaba. Pero ya no tanto como antes. Tiene que aprender me decía. Y es así como yo tambien me fui.



Largo tiempo paso para escuchar tu nombre de nuevo en el aire. Tu que me llamabas y estabas sola en tu casa. Habías escuchado una canción de esas que nos hacen recordar. No te pude ir a ver. Ni en los siguientes días. Luego de un pacto para vernos pronto cada uno se perdio nuevamente.



Ya muy poco nos comunicabamos. Era algo soso y sin importancia. Hace poco gritaste en la noche y yo fui a verte. Volvimos a ese camino antigüo, el que una vez te presente y te agrado. Volvimos esa noche y nos acercamos. Volvimos quizás para perdernos de nuevo. Ahora gritas de nuevo. Algo desesperada. No nuevo para mí. Ni para ti. Y yo aquí te escribo esto para ver como te ayudo.