
Y es una noche más. Mi mono y yo recorriendo las calles en el viejo Chevrolet rojo a gran velocidad. Fumando, yo Kent y el Marllboro, el sabor en la boca y el humo que se disuelve con las luces de la ciudad. Su celular timbra y el no contesta. La oscuridad era nuestro refugio y la naturaleza que aparenta cuidar un poco del hombre y de la bestia, el y yo, quizás está noche no lo haga.
Me and my monkey
Whit a dream and a gun
like Butch and the Sundance Kid
Llegamos a un grifo, estacionamos cerca de la salida. Bajamos y compramos una botella de Jack Daniels. La cajera le sonrio y le regalo una cajetilla. Regresamos al carro y pusimos a Led Zepellin y su Black Dog. Continuamos nuestro camino entre cigarros y licor. De pronto, apagó la música, me miro a los ojos, pude ver el caos en su mirada, y me dijo: "Let's Fly".
Me and my monkey
Drove in search of the sun
like Billy the Kid
Cambiamos de lugar, ya él en el timón, pisaba el acelerador sin pensar. Le gustaba sentir el viento en la cara. Su celular seguía timbrando y el no lo notaba o es que acaso ¿no le importaba? De eso no podía estar seguro.
Llegamos cerca del mar, un viejo puerto nos acogio. Casi al límite estacionamos. La niebla y el frio calaban nuestra piel pero no nos importaba. Su celular ya no sonaba. ¡Oye muchacho! ¡Has visto eso?! Y señalo la luna. Yo la ví, lo mire, sonreí y asentí. - Pues es a donde tenemos que llegar para que al amanecer podamos saltar al sol. - El sol quema respondí.- Pues no importa, seremos dioses en ese instante. Me tiré al capot, tome el último sorbo de la botella y me quede dormido.
Abrí los ojos y era él el que me despertaba. Su brillo y calor en mi rostro me inquietaban. Y mi mono ya no estaba...